sábado, 23 de marzo de 2013

CARACAS, MAYO DE 1990

Cuando lo miré aquella noche, creí ver la espalda del centinela que ha estado velando al sonámbulo, y que el repudio era un manto que comenzaba a cubrirme por completo.Supe que los personajes desaparecerían y que en el spacio de ambos una voz ajena se adueñaría de todo, y trataría de copiar alguna historia perdida para gobernarla a sus anchas, mientras el sonámbulo permanecía en la calle larga y el centinela se esfumaba en la inocencia de un ser a quien se ha querido  apresar en la mentira de una intención perversa y en la banalidad de unos episodios que, ni con mucho esfuerzo, habrían podido convertirse en una historia.

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