sábado, 23 de marzo de 2013

CICLO SOLAR

Hay días cuando los atardeceres llegan antes de tiempo. Se instala una luz dudosa que no muestra ni oculta. Los objetos, entonces, son como nubes con formas caprichosas -caprichos siniestros hoy.
Atardecida, miro mi mano -garfio y súplica- y me queda en la boca el vacío de un pegoste de algodón de azúcar. El vaso de agua no llega y el atardecer se prolonga por horas y días, ajeno al ciclo solar.

PARIS, PRIMAVERA DE 1995

Una mujer de treinta y un años está parada en la entrada del edificio de Djuna Barnes en París. Como es costumbre en estos casos, no tiene toda la información: desconoce el número del apartamento.Pregunta pero nadie sabe del personaje. Sin embargo, espera, De hecho, una vez que decide irse, vuelve al lugar.
If I would...Pobre de mi si hubiera amado a Djuna.
Recorre el trecho de la entrada del edificio, (cuando lo hace en dirección a la salida queda congelada en la foto).
Sabe que andar el mismo camino no las aproxima porque elmpolvo vuela como el tiempo. Los huesos de Djuna ya deben ser polvo, pero la mujer sigue allí y fuma otro cigarro....

CARACAS, MAYO DE 1990

Cuando lo miré aquella noche, creí ver la espalda del centinela que ha estado velando al sonámbulo, y que el repudio era un manto que comenzaba a cubrirme por completo.Supe que los personajes desaparecerían y que en el spacio de ambos una voz ajena se adueñaría de todo, y trataría de copiar alguna historia perdida para gobernarla a sus anchas, mientras el sonámbulo permanecía en la calle larga y el centinela se esfumaba en la inocencia de un ser a quien se ha querido  apresar en la mentira de una intención perversa y en la banalidad de unos episodios que, ni con mucho esfuerzo, habrían podido convertirse en una historia.